La usabilidad no es cosa de otros

La definición más simplista de usabilidad, rápidamente nos puede llevar a pensar en el la coherencia cuando utilizamos interfaces, o en un sentido más amplio, sistemas de información. La ISO/IEC propone en dos de sus normas, las siguientes definiciones:

ISO/IEC 9126:

“La usabilidad se refiere a la capacidad de un software de ser
comprendido, aprendido, usado y ser atractivo para el usuario, en
condiciones específicas de uso”

ISO/IEC 9241:

“Usabilidad es la eficiencia y satisfacción con la que un
producto permite alcanzar objetivos específicos a usuarios específicos
en un contexto de uso específico”

Parece sencillo. ¿Por qué las empresas no se emplean a fondo para conseguir productos más usables? Básicamente podemos decir que si lo hacen, pero no siempre con garantías de éxito. Los orígenes de estos problemas pueden ser muy dispares y acorde al producto.

En líneas generales, la estrategia de negocio y la cultura de la organización tienen mucho que decir sobre los problemas de usabilidad de sus productos. Algunas errores comunes:

  • No conocer el producto o tener una visión limitada de su alcance.
  • No conocer a los usuarios. 
  • No conocer los diferentes escenarios en los que se utilizará el producto.
  • Tratar a los usuarios como expertos. 
  • Dejar que los desarrolladores establezcan las pautas de usabilidad. 
  • No invertir suficientes recursos en testear el producto.
  • Quitar importancia a los problemas de usabilidad.
  • Pretender adaptar los usuarios al producto.
  • No establecer el ROI en usabildad.

usabilidad
Como podemos ver, la mayoría de incidencias residen en la pasividad o en la valoración de la importancia de generar productos usables, tanto en cifras de negocio como en satisfacción de los usuarios.

Durante el ciclo de gestación del producto, resulta especilamente interesante incidir en la usabilidad en las primeras fases del desarrolo. Obviamente, esto no siempre es posible, con lo cual una buena opción sería trazar pruebas de usabilidad a medida que avance el mismo. 

Una estrategia por fases de madurez, de entre muchas, podría ser:

  1. Test funcional/de usabilidad.
    • Especialmente utilizando técnicas de caja negra.
    • Se incide en lo que el producto “debe” hacer, comprobando la usabilidad del mismo.
  2. Casos de test de usuario.
    • Reproducción del comportamiento y entorno de los usuarios.
    • Ejecución de workflows reales completos.
  3. Dogfooding.
    • Integramos el producto en nuestro día a dia. Somos los propios usuarios; nos enfadamos, entra en juego el
      stress, en lugar de leer los mensajes le damos siempre a aceptar, no
      esperamos más de 5 segundos para hacer la siguiente acción e incluso lo
      golpeamos.
  4. Earlybirds, test de betas.
    • Se proporciona el producto -todavía en fase de desarrollo- a usuarios finales para que lo integren en sus flujos de trabajo.

Cuantas más pruebas cruzadas hagamos mejor. Ya sea dogfooding, earlybirds, betas o tests especificos. Quien tiene un amigo, tiene un tester :)

Tres enlaces interesantes sobre usabilidad:

Jakob Nielsen

Alzado.org 

Nosolousabilidad.es 

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Blogging y microblogging

En primer lugar, es curioso percatarse
de que Google ha ido adquiriendo muchas de aquellas startups que han
introducido servicios exitosos: Youtube, Feedburner, Jaiku y muchos
otros. Así pues, Google no siempre marca tendencias, y aunque a menudo
lo hace, últimamente dedica gran parte de sus esfuerzos en adquirir
cuotas de mercado.

Lo interesante de la compra de Jaiku por parte de Google, a mi parecer, es la sinergia en que
estamos sumidos actualmente. Dedicamos menos tiempo a las relaciones
sociales con las personas cercanas, y por otro lado, explotamos al
máximo las relaciones entre semejantes -tecnológicamente hablando, por
supuesto- exprimiendo al máximo el número e importancia de los
contactos.

Desde luego, el blogging ha sido el fenómeno estrella que ha
acercado Internet a la población; la convergencia entre la tecnología,
la sociedad, y más concretamente, las personas. Jaiku y Twitter són la
expresión minimalista de los blogs, pero también se encuentran más
cerca de la delgada línea que separa la privacidad y las relaciones
sociales.

¡Ojo! No digo que deban tratarse como dos herramientas diferentes,
pero a veces hacen falta más de cinco palabras para decir las cosas. No
es lo mismo escribir en tu blog personal “Estoy en la cárcel estudiando
el comportamiento de los reclusos frente a las nuevas tecnologias”, que
publicar en Twitter “Estoy en la cárcel” o incluso “Estoy en la cárcel
estudiando”. ¿Se trara únicamente de una cuestión de longitud de texto?
No. La gente necesita expresarse, contar cosas.

Desde mi punto de vista, sobre este particular (microblogging), no
metería en el mismo saco a Twitter y Jaiku. El primero únicamente
permite hacer saber a nuestros contactos qué estamos haciendo en un
momento concreto, mientras que el segundo nos permite reunir
suscripciones de nuestras publicaciones en la red, y de este modo,
aunar nuestra “presencia”.

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