Sí. En España nos falta iniciativa y confianza. Quizás también un poco de talante. Pero especialmente, no nos creemos capaces de salir a competir en negocios que pueden llegar a ser prósperos. Solo confiamos en aquellas fórmulas que le funcionan al vecino o intentamos replicar modelos que ya existen.
Lo tengo claro desde hace mucho tiempo. En muchas ocasiones he comentado que emprender en España está mal visto; fracasar ya es intolerable. El clima familiar, amigos y colegas de profesión no son muy alentadores, pero especialmente nos falta el «empowerment» personal.
Esta mañana, cuando he venido a trabajar, me he encontrado con una situación muy peculiar que, aunque me ha sorprendido, no deja de ser un reflejo de la falta de confianza en nosotros mismos. Imaginad la situación: entro en un aparcamiento de tierra, ocho o nueve coches dando vueltas de manera deseperada por encontrar un hueco donde aparcar. Doy una vuelta por la zona y encuentro una fila de aparcamientos «virgen». Observo 2 segundos y, tras comprobar que no bloqueo a ningún coche, decido iniciar la fila. ¿Imagináis que ha sucedido? Inmediatamente el resto de coches han acudido a completar la fila, uno tras otro.
¿Por qué esta falta de confianza tan característica de estas tierras? El tema me preocupa todavía más cuando pienso en la localización de este parking, rodeado de empresas, donde estas personas probablemente deban tomar decisiones que afecten a sus negocios.