Ignacio Javier Borraz plantea una interesante cuestión en Neurona entorno a la privacidad y uso de las redes sociales: Redes sociales: ¿Oportunidad o riesgo?
El debate pasa por la eterna cuestión: la digitalización de nuestras vidas. Realmente existe una línea insignificante entre la adicción a Internet y la productividad mediante la red; cuando hablo de productividad me refiero, además de la que generan las empresas, al rendimiento personal.
A mi, personalmente, me encanta aprender y descubrir nuevos mundos. Obviamente Internet es uno de mis mayores proveedores de innovación, y no en vano, utilito la mayoría de redes sociales, tanto profesionales (Neurona, Linkedin, …) como de ocio (Myspace, …).
Lo primero que debemos plantearnos es: ¿estamos sustituyendo las relaciones personales con los contacos en la red? Sí y no. A mi me encanta tratar en vivo y en directo con la gente, y especialmente con aquellas personas más cercanas a mi. Hay un problema: trabajamos, estudiamos, conocemos gente, evolucionamos y no es posible mantener el contacto directo con todas las personas a las que vamos conociendo. ¿Y si hablamos de trabajo? Cuántos contactos de negocios potencialmente interesantes conocemos en un mes? O tenemos una memoria prodigiosa o
necesitamos un modo de mantener el contacto con mucha gente. Con las redes de contactos solucionamos gran parte del problema. Por otro lado, nos ayuda a conocer gente potencialmente interesante para nuestros cometidos.
Pero… ¿los datos que incluimos en las redes virutales están bien custodiados? Aquí llega el dilema para muchos de nosotros. Obviamente debemos plantearnos qué consideramos una buena custodia. Si estamos pensando en la posiblidad de que otras personas accedan a ellos sin autorización (¿hackers?), problemente la respuesta sea alentadora. Y es que las grandes empresas como Facebook dedican importantes recursos en proteger la confidencialidad de sus usuarios. Ahora bien, parece un negocio bastante jugoso para las propias empresas que mantienen las redes de contactos. Todos sabemos que conocer a los usuarios nos ayuda a satisfacer necesidades, y por lo tanto, a vender productos. ¿Qué sucedería si Myspace, Facebook o alguno de sus asociados utilizasen los datos de sus usuarios para generar nuevos productos? Es más, ¿qué tal sienta que las empresas muestren anuncios personalizados acorde al contenido de nuestros mensajes o nuestro perfil? ¿Dónde termina la privacidad?
Moraleja: Si no quieres que se conozcan tus datos, no los publiques en la red. Si no quieres que se conozca un secreto, no se lo cuentes a nadie. Al final no es tan diferente.