No os voy a contar las claves para tener éxito en una empresa. Hoy os recomiendo leer detenidamente el artículo “Los méritos sirven para que no te echen, para ascender hay que hacer otras cosas” que aparece hoy en el confidencial que, a mi parecer, refleja bastante fielmente la realidad de la cultura empresarial en España.
Hay un fragmento que me ha parecido especialmente interesante, en el que se explica las reacciones a los entornos políticos de la empresa y la flexibilidad del empleado para que fluya en ellos:
Pero esta desigualdad no sólo tiene que ver con el género o la raza, sino que, como ya se ha señalado, hay otras variables que también juegan en este contexto, como son las relacionadas con las conexiones sociales, con la capacidad de amoldarse a las actitudes exigidas por la organización, con saber estar cerca de quienes tienen el poder o con manejarse adecuadamente en los entresijos de la empresa.
Pero estas predisposiciones, señala Custodia Cabanas, Profesora de Comportamiento Organizacional de IE Business School, no deben ser vistas únicamente desde la perspectiva negativa, como suele hacerse. “Asumimos que las habilidades políticas son intrínsecamente malas y no es así. Entender qué personas pueden ser influyentes en tu carrera y ser capaz de acceder a las redes donde se mueven para demostrarles tu talento es tener mucho ganado. Hay pocas cosas peores que tener talento y que las personas importantes no sean conscientes de que existe, por lo que ambas cosas tienen que ir de la mano”. Y más aún en las organizaciones el siglo XXI, mucho más globales, y “en las que las decisiones sobre tu carrera las toman a menudo personas que están en otro continente. Eso hace que se tengan que desarrollar nuevas habilidades. El talento sigue siendo básico, pero las capacidades políticas también son necesarias”.
Me ha recordado mucho a una charla que tuve reciéntemente con un amigo, que me comentaba como en su empresa algunas cosas no funcionaban y precisamente aquellas personas que no hacía nada por cambiarlo o incluso participaban en la maximización de estos errores, eran precisamente las que más rápido alcanzaban el éxito en la empresa. Hay muchas razones para justificar esta miopía del comportamiento empresarial, pero se me ocurrió preguntarle sobre la visión y misión de la empresa.
¿Qué sucede si un líder toma decisiones incorrectas y no se deja asesorar por su entorno? Aquellas personas que satisfacen sus objetivos son consideradas facilitadores, mientras que se puede caer facilmente en la equivocación de tildar de incendiarios a los que proponen cambios constructivos.
¿Política versus eficiencia?