Hace unos días se publicó un interesane artículo en la revista Capital, titulado «Menos sueldo y más Trabajo. ¿Así se motiva al Empleado?».
A primera vista el titular estremece un poco, pero habla de temas muy importantes, como es la necesidad de incrementar la productividad de las empresas españolas. Cita como ejemplo a Iberdrola que, junto con otras medidas, está negociando la posibilidad de ligar las subidas salariales a los resultados de la empresa y no al IPC. Parece una fórmula muy interesante para incrementar la eficiencia de las empresas. Entre otros, frenarían situaciones como la situación de Telefónica, que despedirá un importante porcentaje de la plantilla, aunque se encuentra en una situación financiera más que sana.
A mí me gustaría que las empresas no se comprometiesen a guardar los puestos de por vida ni a aumentar el sueldo cada año, sino que valore el trabajo de las personas y, si cumplen las expectativas, les recompensen cuando toca, aunque esto signifique tener un sueldo base muy pequeño. Creo que esto estimularía mucho a la gente a formarse, tener actitudes más proactivas y ser más eficientes.
Gran parte de la situación actual no tiene nada que ver con los trabajadores y sus motivaciones, pero desde luego hemos de cambiar la mentalidad y olvidarnos de la zona de confort a la que mucha gente se apalanca sin mas ambiciones que calentar una silla cada día.
Durante mucho tiempo he odiado el concepto de «salir de la zona de confort». Era algo que uno de mis superiores me repetía constantemente. A mi, gran asiduo de los descubrimientos y amante de la curiosidad, me dejaba totalmente desconcertado escuhar este concepto dirigido a mi. Con el paso del tiempo entendí la equivalencia entre salir de la zonde confort y comerse un marrón.