Solucionar pérdida de cobertura en iPhone 4

sin servicio o error simDespués de actualizar a la última versión de software en mi iPhone 4, cada vez que activaba el servicio 3G desaparecía la cobertura y aparecía el mensaje «Sin servicio». La única solución que encontré durante más de un mes ha sido reiniciar el teléfono con el 3G desactivado.

Tras visitar unos cuantos foros, consultar en la Comunidad Movistar y llamar decena de veces al 1004 (atención al cliente de Telefónica), una operadora me indicó que había oído hablar de algunas tarjetas defectuosas y me instó a visitar una tienda del grupo para que la reemplazasen. Pasé por dos tiendas donde me indicaron que ellos no disponen de las tarjetas que funcionan correctamente y finalmente, en la tercera conseguí que me hiciesen un duplicado (previo pago de 6€,  reclamaré a Telefonica obviamente).

Al final la broma me ha costado estar unas semanas sin 3G, un par de días sin poder recibir llamadas, restaurar el móvil unas cuantas veces, borrar datos y otras tantas pruebas. Pero cambiando la tarjeta, he recuperado la conexión 3G.

Según me indicó una persona de «La Mesa Gurú» de Movistar, las tarjetas afectadas son las que tienen el siguiente ICCID:

  • Todas las que comienzan por 8934 0724
  • Algunas de las que comienzan por: 8934 0754
Puedes consultar el ICCID de tu tarjeta accediendo a «Ajustes > General > Información > ICCCID» o comprobando el número impreso físicamente en la microSIM.

Derechos del Consumidor: Es lo que hay

Hoja reclamacionVivo en España desde hace 29 años, que son exactamente los mismos que han transcurrido desde que nací. En multitud de ocasiones he intentado acostumbrarme a esta filosofía de vida tan nuestra que reza «¡Es lo que hay!» cada vez que algo no funciona, pero afortunadamente todavía me emociona la idea de pensar que las cosas pueden cambiar.

Si echamos un vistazo a Europa y nos acercamos al trato que los consumidores reciben por parte de las empresas que operan en los países vecinos, rápidamente nos damos cuenta de que estamos solos. España, con la Ley bajo el brazo, alardea de proteger a sus ciudadanos frente a las prácticas abusivas de algunas empresas. El caso es que existen mecanismos de defensa del consumidor, pero por algún motivo no funcionan o son tan desgastantes que uno rápidamente decide evitarse dolores de cabeza y pensar ‘¡Es lo que hay!’.

Hace un tiempo pataleaba porqué MediaMarkt me entregó un móvil HTC defectuoso que tardaron 5 meses en reparar (y que me devolvieron 3 veces con piezas rotas). Cuando conseguí solventar ese problema, adquirí un iPhone en una tienda Movistar, donde me obligaron a contratar un servicio que no quería y que podría dar de baja al día siguiente, como condición para entregarme un el teléfono (ese es su modo de colar altas cuando te engañan con la disponibilidad del aparato) y al intentar darlo de baja se negaron. Unos meses después me mudé de piso y volvieron las «irregulares» prácticas de algunas empresas. Endesa nos obligó a contratar la máxima potencia (9,2kW) que soporta la instalación para dar de alta la luz. Y ahora, mi última aventura me lleva a estar 2 meses sin conexión de Internet en casa, porqué Ya.com y Movistar no paran de pasarse la pelota sobre quién debe solucionar una avería.

Imaginad cuántas horas de mi vida invierto en «patalear» con tal de no conformarme con pensar que este país es así y ¡es lo que hay!. Cuando reclamas en la empresa, o te cierran las incidencias inventándose que el problema está solucionado o que no te han podido localizar. Si pides escalar el problema a una queja formal, ésta nunca a llega a los supervisores de los departamentos. Cuando se trata de las Administraciones, a menudo su respuesta es que ellos no conocen la normativa, que es responsabilidad de otra área (incluso aquí se pasan la pelota) o simplemente asumen que la empresa está incumpliendo las Leyes y te invitan a que reclames por tu cuenta. Cuando acudes a las organizaciones de defensa del consumidor, la cosa suele terminar en que la empresa no se adhiere al arbitraje de consumo o en que, teniendo el consumidor la razón, la única vía es denunciar a la empresa.

Al final, la culpa no es ni de las empresas ni de las Administraciones. Es culpa nuestra por no exigir que las Administraciones y organizaciones públicas de defensa del consumidor cumplan sus obligaciones, por quejarnos a grito limpio en lugar de inundar a los departamentos oficiales de consumo de reclamaciones y, sobretodo, por tener tan arraigada la costumbre de asumir que lo normal es que las cosas no funcionen y nos soseguemos pensando que ¡es lo que hay!.